domingo, 15 de enero de 2012

Capítulo 1 "Un pazo adelante"


Érase una vez en un alejado planeta cerca del Ojo del Terror llamado Fenris, en uno de sus inviernos más crudos, un orkito poco más alto que un gretchin.
Permanecía helado en un cruce de caminos vendiendo cajas de cerillas a todo el que se acercaba, pero los poquísimos viandantes que lo veían ahí, tan verde y desarrapado, daban un rodeo.

-Zerillaz...zerillaz! por favor zeñor, cómpreme unas zerillaz...

Pero nadie le hacía caso. Su familia, que ni siquiera se había molestado en ponerle un nombre, le había amenazado con arrancarle un piño por cada caja de cerillas que no vendiera, y ya estaba bastante mellado como prueba de que no mentían. Una lagrimita se le congeló al asomar por su ojo derecho, y con su dedito verde la cogió y se quedo en silencio.

De repente empezó a olfatear algo en el helado viento, alguien se acercaba. Una silueta grande de hombros abultados y capa al viento se dirigía hacia él. En seguida cogió una caja de cerillas y volvió a decir:

-Zerillaz...zerillaz! por favor zeñor, cómpreme unas zerillaz...

Cuando por fin se acerco el desconocido resulto ser un Lobo Espacial que lo miraba con gesto malvado y sonrisa tenebrosa. Abrió la boca enseñando sus colmillos y le dijo al orkito:

-Cerillas? Toma cerillas asqueroso pielverde!- Y diciendo esto le dió tal patada en el abdomen que lo lanzó a varios metros de distancia quedando su cabeza enterrada en la fría nieve. El agresivo Lobo Espacial siguió su camino soltando una cruel carcajada.

El desafortunado orko desenterró su testa y rompió a llorar, maldijo una y otra vez su perra suerte mientras minuto a minuto se iba quedando congelado, doliéndose de las costillas que le había roto ese bestia "abuzón". Aun a riesgo de perder todos los piñoz que le quedaban encendió una cerilla para calentarse, pero el viento se la apagó enseguida. De nuevo el llanto ahogó su verde gargantita.

De pronto el viento le trajo otro olor, esta vez distinto. El pobre orko no quería repetir la experiencia así que empezó a mirar y buscar un sitio donde esconderse, pero no vió ninguno, sus piernas estaban casi congeladas y apenas se podía mover. La figura que se dibujaba en la lejanía era del mismo tamaño que la anterior y aun más ancha de espaldas. El orkito no pudo evitar perder el control de sus esfínteres y se orinó encima viendo venir a aquel gigante que seguro le daría una paliza peor que la anterior; no podía parar de llorar y gimotear.

Cuando la figura se acercó, el orko pudo ver a uno de los suyos, grande y poderoso, con una gruesa capa de piel de animal que le abrigaba del frío. Se le veían y escuchaban herramientas colgadas de su cinturón tintineando y un ceño abultado escondía dos ojos rojos que miraban al joven pielverde con dureza. Sus cortados labios se separaron y una voz gutural y orkil le dijo:

-Kómo te llamaz...-

El orkito que todavía estaba un poco asustado solo acertó a encoger los hombros.

-No tienez nombre? Ké hazez akí?-

El orkito dudó por un momento y temblando le ofreció una caja de cerillas y acertó a decir:
-ze ze zerillaz...laz vendo-

El orko mayor puso una cara de asombro que asustó al pekeño. 

-Tu clan te haze vender zerillaz? no te da un nombre?? te dejan zolo para que rozados rubicundoz te pateen laz coztillaz???-

El joven orko no acertó a responder, sólo a hacer pucheros. El orko mayor asintió.

-Vendraz konmigo.- Aseveró.

-…kontigo?...- preguntó el pekeño.

-Zí, konmigo, yo te enzeñaré a no llorar nunca maz, te enzeñaré a vengarte de tus enemigoz. Mi nombre ez Warjil, y a partir de hoy tú te llamaraz Grozak que zignifica "rezcatado del hielo".-

Diciendo eso, Warjil le dió una piel de animal y se fueron para formar juntos un Waaagh de tales dimensiones que hiciese temblar la Galaxia.

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